miércoles, 7 de julio de 2010

Fernando está un poco perdido

Cuando empecé con este blog me prometí a mi mismo evitar postear demasiado sobre nuestro bicampeón mundial. No sólo porque es un tema absolutamente recurrente en internet y todo el mundo sabe hasta que marca de calzoncillos gasta, sino también porque mi opinión sería tachada con toda seguridad de impopular.
De manera que antes de empezar subrayo que soy fan de Alonso. Me parece uno de los mejores y más talentosos pilotos de todos los tiempos, y en mi escalafón personal lo pongo en la cesta de los aspirantes al olimpo junto a Ronnie Peterson, Mika Hakkinen, Nigel Mansell, y otros varios.
Sin embargo, creo que la diferencia entre los pilotos no está en las manos, sino en la cabeza, y en la de Fernando hubo un click en 2007 que saltó y que le ha hecho divagar sin rumbo hasta ahora.
Bien es cierto que el asturiano casi siempre ha estado peleado con el mundo y se ha dedicado a soltar perlas como "nadie me ayudó a llegar hasta aquí", "Ferrari hace trampas", "La F1 ya no es un deporte", pero el caso es que algo pasó en su llegada a McLaren que lo desquició. Sin entrar en la obvia discusión acerca de que Hamilton tuvo trato de favor en su primer año, (imaginaos que Fernando debuta en un Seat F1 y desde el principio se muestra con aspiraciones y sin fallos, el coche aspira al título y Lobato promete desnudarse en la Cibeles si gana...) tampoco es tan descabellado entender las inclinaciones de Dennis. El caso es que Alonso llegó a una escudería puntera, con un coche ganador y un contrato de tres años. Y lo rompe porque se siente ninguneado para volver a un coche que no anda y a una escudería donde le quieren mucho pero que cíclicamente le toca una cuesta abajo.
¿Soy el único que cree que Fernando debería haber sido (a pesar de todo) muy superior en pista a su compañero de equipo? ¿Que traspasó su frustración personal a sus actuaciones? Su obligación habría sido seguir y demostrar que esos galones que exigía eran realmente suyos. ¿Cuántas veces somos menospreciados en nuestro trabajo? ¿Cuántas veces se pone en duda nuestra efectividad? Nuestra única opción es agarrarnos con más fuerza al ratón y dejarnos las pupilas en hacer más de lo que en principio creíamos necesario. Un gran campeón no es el que gana de paseo sobre una alfombra roja, es el que se impone a las adversidades, por muy duras e injustas que sean. Cuanto mayor es el reto, mayor la victoria. Si Fernando hubiera abandonado McLaren al final de su contrato con un título bajo el brazo habría sido aun más valorado y respetado. Y no nos engañemos. Podría haberlo hecho.
El caso es que desde entonces todo han sido problemas, y si a eso sumamos las campañas de incondicional apoyo caiga quien caiga por parte de los medios (yo he dejado de comprar la revista Grand Prix Actual porque ya era excesivo), el resultado es que Alonso está realizando una campaña bastante mediocre y la culpa es del coche, de los comisarios, del reglamento, de las trampas de Hamilton, de los mecánicos y hasta de Felipe Massa. Fernando dispone de un coche fantástico al que no está sacando todo el partido que debería por errores propios y está perdiendo muchos puntos en un campeonato que puede írsele poco a poco mientras se dedica a berrear por el micro que Hamilton ha adelantado al coche de seguridad.
Las circunstancias de carrera se truncaron. Ok. Pues vamos a atacar para reducir los daños al mínimo, ¿no? ¿Cuantos adelantamientos realizó Alonso tras el incidente del Safety Car? Me temo que para ganar un título hay que tener la mente fría y la concentración al 200% y Fernando la pierde con mucha facilidad en los últimos tiempos.
Esperemos que pronto vuelva a la calma, inteligencia, velocidad y valentía que nos enamoró y que son los ingredientes que necesita para conseguir sus objetivos, que también son los de todos sus aficionados, entre los que me encuentro.

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